En algún rincón soleado de Andalucía, vive mi abuelo, un señor de setenta años, con más arte que un tablao flamenco y más cuentos que la radio de madrugada.
«Mi abuelo, el influencer del barrio» se llama Antonio, una mezcla entre sabiduría popular, refranero a granel y mala leche (¡con cariño!) y con más calle que Google Maps. En el barrio le dicen, a veces «El Notario», porque da su opinión aunque no se la pidas, y cuando la da, te la firma con refrán incluido.
Tiene 70 años, pero camina más que un cartero en Navidad. Se levanta a las 6 de la mañana todos los días, no porque tenga algo que hacer, sino por costumbre de cuando se levantaba pa’ trabajar y ahora él dice que se levanta pa’ estorbar.
Se sienta en su silla en la puerta de casa, con la mano en el bastón (que no usa, pero lo lleva por si hay que imponer respeto), y se pone a dar el parte:
-«Ese coche lleva mal aparcao desde el martes. La del 2ºB ha salido sin peinarse. Y el niño del Miguel tiene pinta de suspender matemáticas otra vez.»
¡Vamos, una cámara de seguridad con barba y bigote !
Pero, todo cambió y empezó, cuando le regalamos un móvil para su cumpleaños. Pensábamos que lo iba a usar solo para ver fotos de los nietos o, como mucho, para jugar al dominó online. Pero no. El abuelo descubrió TikTok.
-Niña, esto es mejor que la tele, dijo tó entusiasmao… ¡Aquí la gente baila, cocina y se cae de las sillas todo a la vez!
A los tres días, ya tenía cuenta. Nombre de usuario: @ElCrackDelBarrio. Foto de perfil: él con sombrero cordobés y gafas de sol, como si fuera Camarón en la Feria de Abril.
Su primer vídeo fue de él preparando unas papas aliñás mientras decía:
-¡Ojo, que esto lleva más técnica que el salmorejo de mi suegra!
El vídeo se hizo viral en el barrio. Las vecinas lo veían en el súper y le pedían selfies:
-¡Antonio! ¡Hazme un “buenos días, miarma” pa’l grupo del WhatsApp!
A la semana, subió un tutorial de cómo pelar naranjas “sin destrozarse los dedos ni perder la dignidá”, y después uno bailando por bulerías con una fregona. Ese alcanzó los 100.000 “me gusta”.
-Esto es un arte, hija. Yo antes era el que mejor contaba chistes en el bar del Pepe. Ahora tengo fans hasta en Albacete.
Mi madre, medio escandalizada:
-Papá, ¡que has salido bailando el reguetón con la Carmen, la del estanco!
Y él, muy digno dijo:
-Eso es pa’ los seguidores. A eso se le llama “contenido transversal”. Aprende, hija, aprende.
-¡Eso es marketing, niña! ¡Engagement, que dice el chiquillo ese del YouTube!
- Ah! Y tengo más visualizaciones que un cura influencer en Semana Santa. ¡Y sin moverme del patio!
El colmo fue cuando le invitaron a una charla en la Asociación de Jubilados sobre “Cómo petarlo en redes sin salir del barrio”. Fue vestido con su chaqueta de domingo, su corbata a juego, y gafas de espejo, diciendo:
-Señoras y señores: la clave no está en el algoritmo, sino en el compás. ¡Y en no tener miedo a hacer el ridículo, que eso rejuvenece más que la baba de caracol!
Hoy en día, el abuelo sigue subiendo vídeos. Recetas, consejos, refranes y retos virales con su perra Chispa. Lo siguen desde Japón hasta Jerez.
Y cada vez que lo veo grabando en el patio, con la bata de cuadros, con calcetines y sandalias, pienso:
“Mi abuelo no es solo el influencer del barrio…es una enciclopedia con patas. Y con más sabiduría que el libro de Petete, pero en versión con acento andaluz y aceite de oliva virgen extra.”
Tiene más seguidores que el barbero del barrio y hasta lo saludan por la calle:
-¡Maestro! ¡Sube otra receta, que las lentejas del lunes me salieron de categoría!
Y yo, cada vez que lo veo con el móvil en la mano y la camisa bien planchá, pienso:
“Mi abuelo no solo es el alma del barrio… es su influencer oficial”.
¡Sí, así es mi abuelo! Un tío con más arte que un tablao, más memoria que el BOE, y más frases hechas que una novela de García Márquez en versión chirigota. ¡ Mi abuelo es un crack 👍🏻👌🏻😊!
Ole tu abuelo y to los viejos con arte, que por aquí abajo los hay pa regalá.
Me jarté de reí con tu cuento, Rovica. Más talento que en un monedero mesopotámico.
Hay que mimá y conservá a nuestros abuelos, son una riqueza inconmensurable.
Felicidades
Abrazo Grande.
😂👍🏻👌🏻¡Exacto! La chispa y la gracia de la gente veterana es ese duende que tienen muchos mayores, (especialmente en tierras como Andalucía) para contar historias, soltar un chascarrillo, improvisar un piropo lleno de gracia o dejar una enseñanza entre bromas. Una mezcla se sabiduría, arte y sentido del humor.
Porque cada mayor es un archivo de costumbres, dichos, vivencias, tradiciones. Los jovenes, tenemos que aprender mucho de ellos. Muchas gracias J.Antonio. Me alegra «verte» denuevo por mi Rincón. Un abrazo amigo.
Querida Rovica, ¡qué delicia leerte! Tu abuelo es puro arte andaluz con chispa, sabiduría y mucho corazón. Me he reído con ternura y admiración.
Ahora veo que de tal palo…
Gracias por regalarnos historias que abrazan el alma y nos hacen sonreír.
Un besito🥰🌷
Siempre es un placer para mí saber que te gustan mis letras querida Yvonne. Muchas gracias amiga 🫶🏻 Un abrazo grande 🌼🥰
No hay como tener un abuelo 5.0 porque no es que evolucione, es que os tiene a todos revolucionados. No hay cosa que más admire, ese adaptarse a los tiempos, pero con gracia. Un abrazo Ro.
¡Qué bonita frase Paz…! «No hay como tener un abuelo 5.0» no solo se adapta a los nuevos tiempos…los abraza con una sonrisa. Con un pie en la tradición y otro en la tecnología. El abuelo que no solo tiene historias increíbles que contar, sino que también domina el WhatsApp, te sigue en redes sociales, y hasta maneja el ordenador mejor que yo😂👍🏻😉. Demuestra que el corazón no tiene edad y que el cariño no tiene caducidad. Un abrazo amiga.