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  • Última modificación de la entrada:02/10/2025

 

 

La madurez emocional no se trata de la edad ni de los años que se acumulan, sino de la manera en que aprendemos a relacionarnos con nosotros mismos y con el mundo.

La madurez emocional, no llega de golpe, sino en pequeños gestos cotidianos que revelan cómo hemos aprendido a cuidarnos y a valorar lo que realmente importa.

Descubres que no merece la pena abrir el corazón a quienes aparecen solo cuando les conviene, porque tu paz interior se ha vuelto prioridad.

Comprendes que dormir bien no es aburrido, sino un regalo que te das a ti mismo. Perdonar ya no significa cargar con lo que pasó, sino liberar tu espíritu de un peso innecesario.

Dejas de opinar o entrometerte en lo que no te corresponde, porque entiendes que cada persona tiene su propio proceso.

Aprendes a amar con libertad, sin intentar moldear a nadie, y eliges soltar emocionalmente lo que no fluye en lugar de desgastarte luchando contra la corriente.

Incluso el rechazo deja de ser una herida profunda, se convierte en una señal clara de que lo que no era para ti, simplemente, abrió espacio a lo que sí lo será.

La madurez emocional, al final, es ese estado en el que dejas de pelear con la vida y empiezas a caminar en armonía con ella.

Rovica.

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