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  • Última modificación de la entrada:16/05/2025

 

 

Querido corazón valiente:

A veces la vida nos derrumba. Nos quita el aliento, nos roba las ganas, y nos deja derrumbados… sin entender cómo llegamos tan abajo. Hay momentos en los que todo pesa. En los que sonreír parece imposible, y soñar… una locura.

Yo estuve ahí…Sentí el cansancio de existir, la sensación de estar lejos, incluso de mí. Y sin embargo, algo (pequeño, frágil) seguía latiendo dentro: una ilusión apenas viva, un deseo mudo de volver a sentir. No sabía cómo, ni cuándo, ni siquiera por qué. Solo sabía que, a pesar de todo, algo en mí no se rendía.

Eso era la esperanza. No la esperanza ingenua, sino esa fuerza silenciosa que no deja que te apagues del todo. Que te empuja, suave pero firme, a seguir respirando un día más.

Y un día, sin que nada fuera perfecto, empecé a volver. Volví con heridas, sí… Con dolor, con miedos, claro. Pero también con nuevas ganas. Con otra mirada. Con el alma más consciente de lo que pesa… y de lo que vale.

Fue el momento de entender que la vida es un continuo viaje, lleno de giros inesperados. No  aferrarte a lo que ya no te sirve, sino abrazar la oportunidad de cambiar y crecer, de todo lo aprendido. El pasado es una guía, no un límite. Confia en tu fuerza, tu resiliencia y tu capacidad para superar cualquier desafío.

Mirar hacia adelante con optimismo, con la certeza de que un futuro mejor te espera. Aprovecha esta oportunidad para renacer, para fortalecer tu espíritu, y para creer en tu capacidad de construir un futuro mejor. Este es el momento de ser agradecido, de buscar la felicidad y de vivir con pasión.

Renacer no es olvidar lo vivido, es abrazarlo. Es reconstruirse con lo que queda, y aun así elegir seguir… Elegir vivir. Con la ilusión de que todavía hay mucha belleza por descubrir, y sobre todo, con la esperanza de que lo mejor quizá, solo quizá, aún no ha llegado.

Si tú estás leyendo esto y también necesitas volver, solo quiero decirte una cosa:

¡Puedes!
No perfecto, no rápido, no sin lágrimas… pero : puedes.

Y cuando lo hagas, te darás cuenta de que estabas renaciendo desde el primer instante en que decidiste no rendirte.

Con todo mi corazón:
Alguien que volvió

Rovica.

Esta entrada tiene 2 comentarios

  1. Mi querida amiga, me describes al Ave Fénix, después de esas derrotas, de estaré en llamas y quedar en cenizas, se resurge, se vuelve más fuerte
    Eso es la grandeza.
    Me encanta, Ro.
    Un besito.💝🥰🌷

    1. Rovica

      Exactamente amiga, como el Ave Fénix que renace de sus cenizas, cada derrota puede ser el inicio de una transformación, no define el final, sino una pausa para aprender. A veces, caer es necesario para reconstruirse con más fuerza, sabiduría, determinación, crecer y volver con más ímpetu y energía. Muchas gracias querida Yvonne. Un abrazo grande🌼🥰🙋🏻‍♀️

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