Abrazar fuerte los momentos,
como si el tiempo huyera del alma,
como si el viento, al rozar los instantes,
quisiera llevárselos sin dar las gracias.
Abrazar la risa que nace en un beso,
la lágrima tibia que brota en silencio,
la voz de un amigo, la luz de un recuerdo,
el temblor de un “te quiero” sincero.
Porque todo pasa, todo se esfuma,
como huellas en la arena bajo espuma.
Y lo que no se abraza con el pecho
se va, y deja un eco deshecho.
Detén el paso, no tengas prisa,
cada segundo guarda una brisa.
Una mirada, una caricia al vuelo,
pueden ser eternas si las llevas dentro.
No mires el reloj, mira los ojos.
No cuentes los días, cuenta los abrazos.
Que a veces, un minuto bien vivido
vale más que años en el calendario.
Así que abraza fuerte cada instante:
lo simple, lo breve, lo vibrante.
Porque el tiempo no vuelve,
pero los recuerdos sí…
si los abrazaste bien.
Abracemos el hoy, ya que el pasado ya fue y el futuro aun no existe, gracias por compartir, saludos
Muy cierto lo que dices. El aquí y ahora es lo único verdaderamente real, y es en este instante donde podemos actuar, sentir y ser. Gracias Pepe. Un abrazo amigo.