La frase «Peores son los odios ocultos « encierra una reflexión profunda sobre la naturaleza de los sentimientos negativos. Es un veneno lento que no da señales claras, hasta que ya ha hecho daño.
Leo una frase de Séneca que dice: “Peores son los odios ocultos que los descubiertos”. Es posible que todos hayamos vivido alguna vez esa realidad. Con frecuencia los odios más enconados no son los más visibles. Si de algo supo Séneca fue de odios. Muchos de ellos totalmente gratuitos, aun cuando su vida, en realidad, no fue un jardin de rosas. No obstante, nunca fue un hombre de conspiraciones, ni de intrigas contra los demás. Pese a su inteligencia y fluidez, en algunos despertaban suspicacias y envidias.
Los odios ocultos son aquellos que no se manifiestan abiertamente, pero existen en silencio en el interior de la persona que lo siente. Al estar encubiertos, pueden generar desconfianza, traición inesperada o actitudes pasivo-agresivas. Por otro lado, los odios descubiertos son explícitos, se conocen y se enfrentan directamente, lo que puede permitir una resolución o al menos saber a qué atenerse.
Los odios ocultos son más peligrosos: Se manifiestan en acciones indirectas, indiferencia o comentarios sarcásticos. Y así, como una sombra que crece sin ser vista, el odio oculto termina por oscurecer incluso las relaciones más aparentemente luminosas.
El odio no expresado puede crecer y transformarse en resentimiento profundo, difícil de sanar. Es preferible que alguien te diga que no le agradas directamente, a que en privado te odie y conspira contra ti.