Sueños, Un Acto De Rebeldía A Lo Imposible…

Decía  W. Shakespeare: «La persona que no se alimenta de sus sueños, envejece pronto…»

Nunca he olvidado, que un día, siendo aun pequeña, alguien muy sabio, al que quiero y admiro profundamente, me explicaba sobre los sueños: «Cada sueño es una pequeña semilla que desafía al tiempo. No nace para quedarse quieta, sino para rebelarse contra lo que parece imposible. Por eso soñamos, para mover el mundo un poco más allá de sus límites, para abrir rendijas de luz en paredes que parecían inquebrantables.

El viaje hacia un sueño puede ser largo, pero en el fondo es un pacto silencioso entre el alma y el futuro. Es un mapa invisible, dibujado con estrellas que solo podemos leer cuando cerramos los ojos. Cada paso que damos en esa dirección es otra semilla plantada en el tiempo, esperando el amanecer para transformar el momento en el que se haga realidad.

Porque incluso cuando despertamos, algo del sueño permanece con nosotros. Lo sentimos en las manos, como si el universo nos hubiera confiado un fragmento de su eternidad. Algunos insisten en que soñar es perder el tiempo, pero no saben que en realidad son los días sin sueños los que se desvanecen sin dejar huella.

Por eso no basta con soñar dormidos. Hay que soñar despiertos, con el corazón encendido y las manos listas para dar forma a aquello que vimos en nuestra noche más profunda…»

Rovica.