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  • Última modificación de la entrada:03/06/2025

 

Fuerza, Positividad, Alegría.  ¡Tres palabras poderosas! Y una posible forma de unirlas: «Fuerza para seguir, positividad para creer, alegría para vivir.»

La positividad no es negar la realidad ni fingir que todo está bien cuando no lo está. Es elegir, aún en medio del caos, ver una chispa de esperanza. Es confiar en que siempre hay una salida, una lección, un nuevo comienzo.

La alegría, por su parte, no necesita grandes motivos. Vive en lo sencillo, en lo cotidiano. En una carcajada que brota sin razón, en una canción que suena justo cuando más lo necesitas, en un gesto amable que cambia el día. Es un estado del alma que decide enfocarse en lo que suma, no en lo que falta.

Ser positivo no significa evitar los momentos difíciles, sino enfrentarlos con el corazón abierto. Es mirar los problemas como oportunidades de transformación, y las caídas como parte del camino hacia algo más grande.

La alegría no se encuentra, se cultiva. Se riega con gratitud, se cuida con pensamientos sanos, y se alimenta con vínculos sinceros. No depende de lo que ocurre afuera, sino de la actitud que elegimos tener por dentro.

Y cuando eliges la positividad, el mundo cambia. No porque sea distinto, sino porque tus ojos aprenden a ver de otra manera. La luz que llevas dentro empieza a iluminarlo todo: tus palabras, tus acciones, tu forma de vivir.

Al final, ser positivo y vivir con alegría no es un destino, es la fuerza para seguir y una forma de andar. Y el secreto es: amar lo que tenemos y saber disfrutar los pequeños detalles. Una decisión diaria, un acto de amor hacia uno mismo y hacia la vida.

 

Rovica.

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