Te creció el corazón cuando perdonaste a quien nunca te pidió perdón (Nicolás Andreoli).
Perdonar a quien nunca pidió perdón es un acto profundamente valiente. No es un gesto hacia la otra persona, sino hacia un@ mism@. Es una declaración silenciosa de que ya no estás dispuest@ a cargar con el peso del rencor, que tu paz vale más que cualquier disculpa que nunca llegó.
Ese tipo de perdón no se grita ni se presume. Ocurre en lo más íntimo del alma, cuando decides liberar una herida que ya no deseas alimentar. Te das cuenta de que esperar una disculpa es mantenerte atado al dolor, mientras que soltar es el primer paso hacia tu libertad emocional.
Es entonces cuando el corazón se engrandece, no porque se haga más duro, sino porque se vuelve más compasivo. Aprendes a entender que cada quien actúa desde su propio nivel de conciencia, y que no todos tienen el valor de enfrentar el daño que causaron.
Perdonar sin que te lo pidan no es justificar lo que pasó. Es sanar lo que te dejó. Y eso, sin duda, es uno de los actos más nobles del amor propio.
Yo, perdoné, aunque nunca, me pidieron perdón….❤️
Es un acto que sólo se puede realizar desde la gratuidad de un auténtico amor.
Tienes mucha razón M. Carmen. Perdonar es un acto profundo de amor que se da sin exigir nada a cambio. Es liberar el corazón del rencor y abrir un espacio para la paz interior y la reconciliación. Solo desde el amor auténtico y sin condiciones, surge la fuerza de un perdón verdadero. Un abrazo grande🌼